El pasado 3 de Junio, Antequera nos recibía para el encuentro de la Comunidad Andaluza. Nos recibió con sol, en su feria de primavera y con una ubicación que embelesa. Invitaba al trabajo.
El encuentro se dividió en dos partes, la primera en relación al siguiente Congreso de PIPOL 11 y una segunda parte de Enseñanzas del Pase. Ambas fueron muy productivas y con un empuje al  trabajo que caracteriza a la Escuela. En esta primera parte, se presentaron tres trabajos que serían comentados a su conclusión por un invitado de honor, Óscar Ventura. Pilar González  Pedraza dio paso a los ponentes y a los trabajos de la mesa.
Fernando Sánchez nos presentó su texto“Una crítica del patriarcado que no ignora lo que hablar quiere decir”, relacionando el título del Congreso con el de las próximas Jornadas de la ELP. Señala cómo el psicoanalista, si tiene un lugar en lo social, es por el síntoma. La controversia de los discursos sociales y el actual impacto del lenguaje en lo social hacen que el concepto de inconsciente no se considere. Hace un llamamiento a la movilidad, a no negar el deseo y este articulado al goce. Propone no dejar llevarse por la inifinitización significante y el todo vale, el psicoanálisis apuesta por la diferencia, una apuesta por una diferencia absoluta, uno por uno.
En segundo lugar el escrito “Del Edipo a la père-versión” propuesto por María José Olmedo, continua con las transformaciones sociales y cómo articular el psicoanálisis con las transformaciones de la familia. Abre dos cuestiones; la familia como esa función de residuo que hace referencia Lacan y cómo las nuevas realidades borran la diferencia. En segundo lugar, las confusiones del Nombre del padre, padre que “no está ahí para hacer ley o para hacer sentido, sino que está ahí para marcar el lugar de su goce como viable” (1). Señala la trayectoria de Lacan respecto al padre y la singularidad perversa, en cuanto desmiente y recusa toda norma, todo estándar. Por último, cerrando su intervención y anudado a la pregunta inicial, considera que hay que ofrecerse como interlocutor a partir de la clínica.
Finalizando las intervenciones de la mesa Manuel Montalbán nos presenta su texto “De Pipol 11 a J-22”. Cuestiona cómo determinados sintagmas lacanianos necesitan ser leídos, que no repetidos. Comienza aludiendo a un texto fundamental, “Función y Campo de la palabra…” analizando “estar a la altura de la subjetividad de la época” para recordar que dice “unir a nuestro horizonte la subjetividad de la época”, pudiendo ser “a la altura” la confusión que otorgaría a la subjetividad epocal carácter de Otro. La época es una cuestión que no es ajena al psicoanálsis. Señala que un quiere decir formulado por Lacan en “Variantes de la Cura-Tipo” tiene doble sentido, según se refiera a lo que el hablante quiera decir y lo que enseña el discurso sobre la condición del ser hablante. Nos presenta unas notas clínicas valiosas, la segunda potencia, una escucha sin preocupaciones por fijar, ni hacer esfuerzos de memoria y llama a confiar en el inconsciente, en la pasión por la ignorancia. La suposición de saber de un analista es aquella que apuesta por los matices, los detalles, el poder alusivo de la palabra” y justamente esto es estar a la “altura de la
época”.
Tras los escritos, Óscar Ventura nos incitó a trabajar. Primero poniendo en cuestión la existencia del patriarcado y la distinción de este en las distintas civilizaciones. Respecto a la primera cuestión hizo alusión a cómo podría entenderse en la lógica de los discursos, estableciendo el triángulo Patriarcado-discurso-dominación. ¿Es el patriarcado una forma de lazo social? Para ello el psicoanálisis no puede hablar desde el lugar del saber, sino que tiene que producir una interlocución donde nuestro discurso esté fundamentado en la clínica. En el debate se concluye que ir más allá de los cuatro discursos es orientarse por lo Real, aludiendo a la pérdida de goce en el impacto con el lenguaje, impacto de lalengua en el cuerpo. Alude que los actuales discursos se rigen por el afecto poniendo como ejemplo de ello a los terraplanistas y que no hay consecuencias del decir, ese es el amparo de la democracia.
Para terminar Óscar se pregunta cómo organizar una lógica para darle a la palabra un estatuto de real que produzca vehiculación del lazo social, más allá de la identificación.

(1) Brousse, M. H., “Un neologismo de actualidad: parentalidad”, Revista Enlaces no 11,
Publicación del Departamento de estudios psicoanalíticos sobre la Familia, Grama, Buenos Aires,
2006, p. 32.

Clínica y crítica del patriarcado. Antequera 3 de Junio. Reseña por Guillermo Alcalde Grijalba