Presentación del libro de Domenico Cosenza.    
Reseña de Carmen Campos

       El viernes 24 de marzo, organizado por la Biblioteca de Orientación Lacaniana en Sevilla,
..… en colaboración con la Sede de Sevilla de la CdA de la ELP y el Seminario del Campo Freudiano en Sevilla, se presentó, en conversación con el autor, El muro de la anorexia de Doménico Cosenza. Miguel Ángel Sánchez, secretario de la Sede, introdujo la actividad, posteriormente Estanislao Mena, responsable del Seminario del Campo Freudiano, presentó a Doménico, para dar la palabra a Carmen Campos, directora de la BOL, que planteó conversar a partir de tres preguntas: la diferencia entre la anorexia verdadera y la anorexia histérica, sobre la posición del analista en relación al rechazo y la forma de intervención, sobre el concepto de rechazo de ida y vuelta. Se invitó a los participantes a que pudieran incorporarse a la conversación con más preguntas.

Así, Doménico enmarcó este libro con otros textos suyos sobre la misma temática, para posteriormente ir al centro de la cuestión.
Respondiendo a la primera pregunta hizo un inciso para decir que en psicoanálisis hubo una cierta dificultad en ubicar a estos sujetos, porque se entendía la posición anoréxica como una posición histérica, como una especie de dialecto de la histeria. Pero en su abordaje, los psicoanalistas se encontraron con que la mayoría de las anorexias no se podían reducir a la estructura histérica. Afirmó que en las anorexias contemporáneas hay que pensar que encontramos sujetos que desarrollan este síntoma pero a partir de diferentes estructuras. En algunos casos se tratan de psicosis extraordinarias con fenómenos elementales y delirio; en otros formas más discretas.
Este sería un primer punto muy importante: no confundir la anorexia como un síndrome homogéneo en una estructura clínica.
Nos propuso que hay que ver cada vez cual es la exigencia estructural que empuja al sujeto a desarrollar este tipo de solución.
Refirió que hay una pregunta esencial: ¿cual es la función de la anorexia para este sujeto particular que estoy escuchando?
Señaló que hay que encontrar los elementos que nos permitan responder a esta pregunta, produciendo algo en la respuesta del sujeto que nos diga porqué ha llegado a este tipo de solución.
No podemos hacer un diagnóstico descriptivo por la conducta, lo que nos interesa es encontrar una cierta manera de estar el sujeto en relación al lenguaje.
Entonces en la anorexia histérica el síntoma es utilizado como mensaje, tiene una dimensión metafórica y hay una conexión con el Otro que a falta de poder articularse a través del lenguaje, encuentra la vía del cuerpo como manera de producirse.
Es un modo freudiano, una metáfora del sujeto, que empuja al analista a producir una interpretación.
El rechazo en este caso tiene una función de demanda, de producir en el Otro un efecto llamada.
En la anorexia verdadera, o anorexia mental, el síntoma no tiene valor de mensaje, tiene valor de defensa frente a un real que para el sujeto es problemático, y tiene un valor de goce.
Este goce es muy específico e irrenunciable, un circuito de goce que no se puede modificar por la interpretación semántica. Es un goce enigmático porque toma una forma radical que también se muestra en la forma de tratamiento que se le da al cuerpo.
Mientras que en la anorexia histérica se mantiene el rasgo fálico, utilizando la delgadez para causar el deseo, en la anorexia mental el cuerpo causa rechazo, horror, angustia, lo nombró como un circuito de goce sin límites que puede llegar hasta la muerte.
Señaló la semejanza con el goce toxicómano, afirmando que no quieren suicidarse, quieren gozar, y como efecto del empuje al goce absoluto se encuentran con el efecto mortal.
La anorexia mental, no tiene relación con el Otro, está sin sujeción, en la mayoría de los casos que encontramos sugirió pensarlos del lado de la psicosis ordinaria. Para encontrar una salida, propuso, hay que ir del lado de la construcción del síntoma.
La sala tomó la palabra preguntando si en la relación con la imagen del cuerpo siempre se daba la misma problemática, Domenico subrayó que en el caso de la histeria la solución anorexia es como un semblante, mientras que en el caso de las psicosis que llamó blancas, la solución anoréxica es como una armadura del cuerpo que produce una estabilización.
Otra pregunta apuntó a las modelos y el cuerpo como deseo, además la cuestión de lo femenino, interrogando el porqué la anorexia la padecen mucho más las mujeres que los hombres.
Domenico destacó que este es un dato importante sobre el que aún no se ha dicho la palabra definitiva, él lo ha desarrollado en otro libro; La comida y el inconsciente.
Nos refirió que las explicaciones más frecuentes han sido las del ámbito social, y esto, aunque toque algo de la verdad, no nos satisface como psicoanalistas, es importante ubicarlo en la relación diferencial del hombre y la mujer en relación al cuerpo. Desde Freud se puede identificar esto, el cuerpo masculino tiene un punto de anudamiento alrededor del falo, Lacan lo amplía en el seminario XX, desarrollando como propio de la mujer estar entre dos modalidades de goce: el fálico y el goce otro, sin limites.
Si el goce fálico no se estructura en la mujer de manera sólida el otro goce puede tomar una “dirección maligna” que recae sobre su propio cuerpo. Se produce un efecto destructor sobre el sujeto.
Una mujer analizada tiene mayor facilidad para estar sin garantía, sería la vertiente vital del otro goce, al contrario que en la solución anorexica.
Otra pregunta retomó a las modelos que saben parar la disminución del peso, responde Cozensa que en estos casos hay una relación con el deseo del Otro, es como una reserva fálica de causa de deseo, es típico de lo contemporáneo.Ya lo explicaba Freud en el sueño de la “Bella Carnicera», no comer, mantener el deseo insatisfecho.
Se interrogó por el cambio de pasar de valorar la mujer de Rubens a valorar la mujer delgada actual, responde que esto se introduce con la ilustración, con el trabajo de la mujer, con la burguesía, se da un cambio social en la estética de lo femenino. En el capitalismo avanzado la delgadez se presenta como un valor.
A la cuestión sobre cuál es la vía del goce femenino para que no sea destructor y para poder disponer de ese goce, remarcó que hay muchas vías, no solo el análisis, se puede producir de otras formas que lleven a lo vital, pero es más difícil que esto se pueda producir en un sujeto que no esté bien anclado con el goce fálico.
Sobre la doble vertiente del rechazo comentó que no es tanto no haber encontrado amor o cuidado del Otro, la dificultad es del lado de no haber encontrado un lugar vacío en el Otro , un Otro lleno provoca el rechazo y la agresividad, ya que la vida está al servicio de satisfacer la demanda del Otro. Por esto comentó la vertiente de la exigencia en los estudios hasta que el cuerpo aguante, pero no hay un deseo de saber. Hacen con el saber lo que hacen con la comida. Hay que encontrar una vía singular hacia el saber para devenir algo vivo, que no sea una dimensión superyoica.
Pueden obtener las mejores notas sin una brújula subjetiva, el sujeto no puede poner nada propio. Es el rasgo de alienación de la anorexia, nos hizo ver que estamos más acostumbrados al rasgo de separación de rechazo. Pero hay un componente de pensamiento, de rituales, es un pensamiento vacío (que comeré, cuanto comeré). Es una defensa contra el horror del inconsciente, de no garantía en el Otro.
Otra pregunta ¿Debe haber alguna fisura en el muro para que se de una manifestación de angustia para poder tratar la anorexia? Afirmó que la angustia tiene un papel fundamental; en principio, la anorexia produce el efecto de angustiar al Otro, siendo su condición imperturbable, algo cambia cuando el sujeto encuentra su propia angustia, se produce una suspensión, son pacientes que aman mucho su síntoma, con el dominio de control del propio cuerpo y de los demás. Es un punto estratégico, hay que crear las condiciones para que esto pueda presentarse, para que la angustia pueda encontrar un lugar, en un primer tiempo es «la clínica del desierto», cuando la angustia aparece estamos en un momento fecundo, antes solo hay la demanda de los padres, la angustia es necesaria para articular una demanda propia.Se produce este movimiento en el interior de la relación terapéutica, entonces se ve que se ha producido una red en este tiempo de «desierto», un lugar para ubicar la angustia en un discurso y no un pasaje al acto.
Por último desde el ámbito de la educación se hace una pregunta sobre la política de educar para el éxito, no la política del esfuerzo, preguntando si cultivando el talento se va contra la política del éxito.
Su respuesta sobre la condición comtemporánea, en la que se observa que cuanto más se empuja al éxito, hay más retorno del fracaso, y puso el ejemplo de los jóvenes Hikikomori: no salen, se conectan por la red y todo lo demás es posición de rechazo en una sociedad como la japonesa que hace del éxito del hijo varón el pilar fundamental.
Lo que ayuda es poder encontrar en lo que se hace una brújula subjetiva que se conecte con el deseo, porque talento y deseo no necesariamente están conectadas.
Con esta práctica orientación concluyó una magnífica y participativa velada de trabajo.

Carmen Campos
Sevilla, Abril de 2017

«El muro de la anorexia»