Enseñanzas del pase – «Una fórmula para salir del túnel» Dalila Arpin
Reseña de Fernando Muñoz

El pasado viernes 12 de enero, con un amplio aforo y precedido por la presentación de Maite Esteban,
responsable del Espacio del Pase en Málaga y en el marco del Espacio de la Enseñanza del Pase, tuvimos la oportunidad de disfrutar del la presentación del testimonio de Dalila Arpín, con el título:

“Una fórmula para salir del túnel” .

De nuevo, un testimonio de Pase como elaboración de un saber sobre lo sucedido en la experiencia analítica, constituyendo una resorte para los analizantes, que conforme avanzan en sus análisis , agradecen la dimensión pública de los testimonios en la medida que pueden tener un efecto guía sobre su propia experiencia.

En esta ocasión se nos presenta un recorrido en la cura que se inicia con tres análisis movilizados por una profunda tristeza derivada de tres momentos: la elaboración del duelo, de una imposibilidad ante la maternidad y ante la propia posición femenina. Momentos, sobre los que el trabajo de análisis, irán permitiendo la liberación del sentido del síntoma, dejando la tristeza como real con el que arreglárselas. Siempre la angustia de ser abandonada por el Otro, como efecto de la propia incapacidad.
Una intervención del analista permitirá la interpretación de su posición: el tratamiento de la propia tristeza a través del otro.
Como consecuencia de la escucha de un testimonio de AE, se posibilitará la asociación con una escena fantasmática, resumida en un “nacida contra toda espera”, que como anécdota es escuchada, pues precedía al propio nacimiento del sujeto. Escena que agujereará su historia y la determinará. Constituyéndose una existencia alrededor del par significante esperar – no esperarse.
Este episodio marcará aspectos como:
* El apego materno, que se extenderá a los otros, y su revés angustiante de ser tirada por el Otro, consolidado en el fantasma de abandono.
* La orientación hacia una profesión de cuidado, con la que “remediar” la división del Otro.
* Su ser “taciturna”, como su síntoma analítico. Estado que constituye el tejido real del síntoma y que pese a estar cernido por el análisis, presenta un resto; un fondo triste.

Un remplazo metafórico, derivado de una anécdota familiar y la sustitución de una foto del abuelo materno, por la de un primo del abuelo paterno, permitirá un punto de inflexión en la cura. Consistiendo en el desplazamiento de la verdad mentirosa al real del goce, que el nombre de sinthome, “la mujer que ríe”, permitirá cernir. En relación a este aspecto, Dalila recordó un comentario de Laurent: “ el punto de trauma de encuentra nuevamente al final con las invenciones o los nuevos modos de goce en relación con el Otro. Los significantes de la historia no se borran, están más-allá del Edipo y el sujeto puede hacer de ellos piezas sueltas que son montadas de otra manera en la solución final”.

Referirá un sueño de salida, donde el encuentro de letras sueltas a la salida de un túnel, sugerirán distintas lecturas. Y cómo, en su actual recorrido, sigue interrogándose sobre su escritura Túnel, del síntoma, donde el largo recorrido de análisis enfocará, al final, letras sin sentido.

Pero el síntoma siempre acechante, requerirá siempre ponerse en marcha. En el momento del encuentro con la primera pasadora, se evocará el sintagma “la mujer orquesta”. Forma en que se nombrará una forma de goce característica consistente en estar muy ocupada, frente al aburrimiento como forma sutil pero tenaz de la tristeza. El agotamiento como fórmula de calmar la agitación en el cuerpo. Pero esta agitación sólo alimentaba la voracidad del superyo. La agitación como “solución”, como tentativa al tratamiento, pero mala solución.
Por otra parte, la actividad como fórmula frente al aburrimiento, otra forma de la tristeza, determinará un acontecimiento del cuerpo; un episodio de ciatica. Al final del análisis y tras la propuesta de una nueva responsabilidad en la Escuela, encontrará como respuesta el dejar de ser “la mujer orquesta”, para convertirse en “la directora de orquesta”.
También al final y como consecuencia de la revelación de un secreto familiar; la depresión materna, que determina la lógica de su caso, le permitirá abordar no la agitación del cuerpo, sino la tristeza, las “ideas grises”. La solución que aparece al final del análisis y que es una mejor manera de tratar la tristeza es el nombre de sinthoma: “la mujer que ríe”. Humor, como efecto de la herencia paterna, que le permitirá tomar distancia e interpretar su forma de ver las cosas. A la par que posibilitará el lazo social, pues reír es algo que puede ser compartido con los otros.

Una cura poyada en el aforismo de Lacan que le sirvió de guía:
“No es necesario dramatizar demasiado. Debemos poder acostumbrarnos a lo real”.

Tras la exposición pudimos compartir una animada conversación en la que se pudo profundizar distintos aspectos derivados del testimonio.

En definitiva, un excelente presentación, donde pudimos destacar una vez más la importancia de los testimonios en la experiencia analizante y su efecto en el particular momento de cada uno.

Fernando Muñoz Merino.
Miembro de la ELP en Málaga

«Una fórmula para salir del túnel» Dalila Arpin. – Reseña de Fernando Muñoz