Reseña de la intervención de Eric Berenguer en el Espacio del Pase de la Comunidad de Andalucía de la ELP. Málaga, 17 de marzo de 2023
Por Blanca Fernández.
Una primavera en ciernes y el entusiasmo de la gente en las calles de Málaga con motivo del festival anual de cine español fue el ambiente con el que recibimos a Enric Berenguer, invitado al Espacio del Pase de la Comunidad de Andalucía de la ELP, en la sede de Málaga, el pasado día 17 de marzo.
Satisfacción fue el rótulo genérico que enmarcó su intervención, precisado por un subtítulo, Fuera del laberinto, significante que estuvo presente desde el comienzo hasta el final de su presentación, cuando se refirió a la entrevista realizada por Viereck a Freud en 1926, donde éste le responde al periodista que «el psicoanálisis simplifica la vida reorganizando el laberinto de impulsos extraviados, proporcionándole el hilo que lo conducirá fuera del laberinto de su propio inconsciente».
A Berenguer, esta hermosa y prometedora cita le dio pie para considerar el fin del análisis desde dos perspectivas posibles, con el objetivo de hallar un anudamiento entre ambas: la del ello y la del inconsciente.
Su trabajo estuvo dividido en dos partes. Una primera dedicada a glosar la tensión existente entre las dos doctrinas del pase en la enseñanza de Lacan propuestas por Miller: la que pone el acento en el atravesamiento del fantasma y la resolución de la transferencia, frente a la que pone el acento en la satisfacción, más allá del laberinto fantasmático; y una segunda parte, donde ilustró su elaboración anterior con la experiencia de su propio caso, planteando un posible anudamiento.
Como es sabido, las referencias que Miller destaca sobre las doctrinas del pase en Lacan son la de la Proposición del 9 de octubre de 1967, donde el final de análisis se centra en el atravesamiento del fantasma y el surgimiento del deseo, y la del Prefacio a la edición inglesa del Seminario 11, texto de 1976, donde el fin de análisis estaría relacionado con la satisfacción, retomando el problema de la pulsión. Entre ambas hay un cambio de perspectiva, pues no es lo mismo pensar el fin de la cura desde la noción de atravesamiento del fantasma que hacerlo a partir del síntoma, aunque la segunda teoría no invalide la primera, como precisaba nuestro invitado.
Para pensar el cambio de perspectiva no como ruptura, sino de manera continuista, Berenguer aporta la idea tan cara a Lacan de la anamorfosis, de tal manera que los puntos candentes de una cura se puedan interpretar de acuerdo a cada una de ellas.
Añadía que la referencia a la satisfacción en términos de pulsión fue motivo de interés para Lacan en el transcurso del Seminario 11, impartido en 1964, y que, por tanto, es temprana en su enseñanza. En este seminario se formula, en forma de pregunta: ¿Cómo puede un sujeto que ha atravesado el fantasma radical vivir la pulsión?
Lacan renueva su consideración de final de análisis en términos de satisfacción a partir del Seminario 20, pero se consolida, sobre todo, a partir del Seminario 23 y su nueva teoría del síntoma, con la interpretación radicalmente distinta de la pulsión y la noción de sinthome.
Decía Berenguer, entonces, que la respuesta a «cómo vive la pulsión un sujeto que ha atravesado el fantasma fundamental» es el sinthome, y el descubrimiento de que más allá no se encuentra el fin, sino un nuevo inicio.
Siguió su exposición recurriendo de nuevo a Freud y sus elaboraciones sobre el síntoma y el final del análisis: la primera de ellas la conocida conferencia 23 sobre Los caminos de la formación del síntoma(1917), y el texto más sistemático de Inhibición, síntoma y angustia (1925), además de otros más tardíos donde continúa sus investigaciones sobre este tema.
Estas referencias son muy importantes porque en ellas se constatan que su formulación sobre la teoría del síntoma en relación con la pulsión y su relación con el fin (o no fin) del análisis están estrechamente articulados.
En este contexto teórico son relevantes las interpretaciones que se le pueden dar a la conocida proposición freudiana Wo es war soll ich werden, en las dos versiones del pase. Siguiendo a Miller, se trata de la diferencia entre dos modos de subjetivación: el primero en el que el Je es introducido en lo acéfalo de la pulsión por el fantasma; o, en una segunda, donde esa subjetivación queda suspendida, abriéndose la posibilidad de otra, que se trataría de cernir con el sinthome. A lo que añade, siguiendo un comentario de Laurent, que la forma acéfala de vivir la pulsión no es la misma antes y después de la operación de caída del SsS.
En este punto, me parece pertinente una cita del Seminario 24 de Lacan que trae a colación Berenguer, donde dice: «identificarse con el síntoma, manteniendo alguna distancia», que no se trata del mismo modo de identificarse propio del fantasma.
Para ilustrar esta referencia se sirve del testimonio de Bernard Seynhaeve, y los comentarios que éste suscitó, diciendo que: no es un hablar sobre el síntoma, sino un decir lo más cercano a ese punto de enunciación que ya nos es del todo ajeno, porque «donde yo era, ello adviene como sinthome». Pero no se trata de identificarse a ello, porque no hay allí reconocimiento posible.
En la segunda parte, y refiriéndose a su propia experiencia, situó dos momentos en su análisis en relación con el decir. Un primer momento tras el atravesamiento del fantasma y la caída del SsS, donde percibió una disminución en el deseo de hablar como analizante, del decir vinculado a su demanda de sentido. Y un segundo y contradictorio momento, que convivía con el primero, donde sentía la necesidad de decir eso mismo en un espacio distinto del transferencial.
Precisamente, y confrontado a un imposible de decir, fue cuando surgió un significante nuevo, esglai,que condensaba la cristalización del síntoma en torno a un acontecimiento de cuerpo. Una pieza suelta, que se reveló como núcleo del sinthome, y que es a su vez el hilo de Ariadna de un laberinto inmenso, en el que la cualidad de lo bueno o lo malo, lo deseado o lo rechazado, lo placentero o displacentero, no tienen importancia al verse reducidos a connotaciones secundarias de una marca, una misma sacudida en el cuerpo.
A modo de conclusión, terminamos esta reseña de la intervención de Enric Berenguer con una aportación que nos parece oportuna, cuando dice que es muy necesario el concepto de sinthome para poder explorar las vicisitudes, las paradojas y el margen de acción que se abre al sujeto para hacer con sus modos de gozar. A partir del sinthome, las paradojas del yo y el ello al final de un análisis se plantean de un modo distinto, y eso permite realzar las opciones del real que están en juego, más allá de la queja del neurótico por su síntoma y su engañosa búsqueda de la verdad. Algo que Freud captó a partir de su experiencia y que Lacan depuró en el trabajo incesante de su enseñanza.