RESEÑA TESTIMONIO DE PALOMA BLANCO. Por Maite Esteban.
En la sede de Málaga, el pasado 2 de febrero, dentro del Espacio de Enseñanzas del pase en la CdA, Paloma Blanco, AE ( 2021-2024) presentó una nueva versión de su testimonio de pase, esta vez con el título: “Catalina”. Dicha elección se inspiró en la conferencia que Lucia D Ángelo impartió dentro del ciclo de conferencias del Instituto del Campo Freudiano en la ciudad.
Partiendo de esta inspiración tuvimos la oportunidad de escuchar un recorte que Paloma elige para ilustrar lo que fue en su experiencia el umbral del final. Hay un sueño en este umbral, en él la anilzante conduce una de sus catalinas, se trata de unas pequeñas butacas de tocador cuya procedencia ubica en la casa de la abuela materna, lugar del que guarda algunos de los mejores recuerdos de su infancia. El punto bisagra donde en una experiencia analítica se efectúa el pasaje de la impotencia a la imposibilidad, queda en el caso despejado con este sueño, sueño que llamó, el sueño de Catalina, sin embargo, la precisa ubicación del mismo, su carácter nodal, será revelado años más tarde. El hallazgo está, pero a falta de darle su verdadero alcance.
Parte de una introducción en la que se detiene en primer lugar en las paradojas del tiempo, las paradojas propias del ser hablante, lo hace para retomar después tres puntales: el lugar de la primera menstruación como primera experiencia del agujero no solamente anatómico, la frase de la madre en la que cristaliza ese inatrapable: “por cada hijo vivo, uno muerto” y el encuentro a los 12 años con las obras completas de Sigmund Freud en la biblioteca de sus padres. Con estos elementos, desarrollados en otros testimonios, nos dirige al atravesamiento del fantasma y sus consecuencias, la caída del inconsciente transferencial, destacando fundamentalmente como el nudo de saber y agalma se deshace en resto fecundo, y como este momento privilegiado se traduce en importantes cambios en su vida y en su práctica como psicoanalista.
¿Qué pasó entonces con este sueño de Catalina? tenemos el momento de su producción y también que, una vez es llevado al análisis, la intervención del analista es hacer un corte en algunos de los significantes que en él aparecen. A partir de aquel momento y concluida la experiencia, el sueño queda olvidado, solo es recuperado en el marco de la preparación de la primera trasmisión a las pasadoras, una vez decide presentase al dispositivo del pase. Aquí y en palabras de la autora el sueño quedó: “ iluminado como por un relámpago” . Este reparar en el sueño con otra mirada conduce a una nueva e interesante indagación.
De la confusión inicial con Santa Casilda, pasando por Catalina de Alejandría, en la búsqueda no termina de aparecer la satisfacción hasta encontrar nuevamente a la joven paciente de Freud, es decir, volviendo a las obras completas de S. Freud, las mismas que descubre tempranamente, en ellas Freud elogia el coraje y la decisión de querer saber de esta una joven de 19 años llamada Catalina, destacando un papel dominante del objeto mirada en su sintomatología. Ahí estaba Catalina!! por esta razón en otras presentaciones de testimonio señaló la conveniencia en este punto de haber vuelto al análisis, cosa que no ocurrió.
¿Por qué este sueño es una invitación a volver al análisis? la respuesta más precisa está claramente especificada en su primer testimonio y retomada en esta presentación, concretamente cuando de él dice que era el ombligo del sueño por indicar con precisión cómo había hecho del propio psicoanálisis un síntoma con el que hacer consistir un saber imposible, un saber capaz de nombrar el goce femenino. Lo más importante, lo que este sueño apunta, es que aún quedaba consentir…dejar ir como deshecho el psicoanálisis mismo.
Finalizando la exposición nos lleva a este momento de consentimiento y lo que medió para poder alcanzarlo. Por un lado, una vuelta al análisis. Aquel tramo le ayudó a despejar que lo que llama, la noche oscura del alma, no era un pozo seco como llegó a considerar, sino un agujero sin fondo. Dando por concluida esta segunda experiencia, un sueño se producirá años más tarde y tomará el valor de acontecimiento de cuerpo, impulsando con firmeza y determinación un nuevo paso por el dispositivo del pase donde obtuvo la nominación.
Este sueño, el sueño de A-M-A-Z-O-N, es el uso del resto pulsional para la transferencia de trabajo a la causa analítica de la Escuela. Una prueba más de esta transferencia de trabajo fue puesta en acto en este acontecimiento de Escuela, en el intercambio que mantuvo junto a los colegas allí reunidos. Tras los apuntes y el debate posterior sobre la importancia y el lugar de los sueños en la dirección de la cura, abordada en esta versión, dimos por finalizada la actividad en aquella templada noche de febrero.
Fue un placer que tanto en la conferencia de Lucía D Ángelo, pronunciada el fin de semana anterior, como en esta nueva versión del testimonio de Paloma Blanco, los primeros historiales clínicos de S. Freud estuvieran “palpitantes” que lo hicieran en el psicoanálisis del siglo XXI.