ESPACIO CLINICO: FORMACIÓN, CONTROL Y AUTORIZACIÓN

La autorización del analista es un tema que nos remite a nuestra pregunta más originaria, la de cómo se llega a ser analista. Lacan, en la Proposición [1] nos dice que ese momento que lleva a alguien al ejercicio del psicoanálisis, se hace sólo con la autorización de sí mismo, sin más apoyo que su deseo. Autorizarse de sí mismo quiere decir que no es posible pedir permiso a un Otro, puesto que ni su analista, ni la Escuela, ni ninguna otra institución, sabrían otorgárselo.

Por otra parte, la especificidad de la práctica psicoanalítica le hace diferenciarse de otros discursos, poniendo en juego una ética y una responsabilidad que hará necesarios el análisis propio, la formación y el control de dicha práctica.

Esta ética del analista que se sostiene de la inexistencia del Otro, está orientada siempre por el no-saber y se instala en cada uno por una responsabilidad solitaria, que no está exenta de ciertas dificultades, y es sobre ello lo que nos interesa interrogarnos. Así, ¿qué podemos decir de ese momento?, ¿cómo nos iniciamos a ella?, ¿qué recorrido se hizo hasta entonces?, ¿cómo continuó?, ¿qué preguntas, inseguridades, angustia, surgieron?, ¿qué relación tiene con el análisis propio?, ¿qué efectos de formación encontramos en el control?, ¿qué textos nos orientaron?

Escuchar a los ponentes invitados sobre cómo se jugó en ellos todas estas cuestiones relacionadas con su práctica y generar un espacio de formación y debate será la apuesta que inauguramos en la sede de Málaga de la ELP.

[1] Lacan, J. Proposición del 9 de octubre de 1967

ESPACIO CLINICO: FORMACIÓN, CONTROL Y AUTORIZACIÓN.